Materiales psicoeducativos

Justo después del evento traumático, puedes sentirte adormecido/a. Puede que te resulte difícil averiguar qué ha sucedido realmente o recordar todo. A menudo, las personas sienten que alguien acaba de despertarlas de una pesadilla y no están muy seguras de si lo que ha sucedido ha sido real o un sueño.

Las experiencias dolorosas y los recuerdos gráficos de eventos pasados pueden "meterse" en tu cabeza. No quieres pensar en ellos, quieres olvidarte de ellos, pero regresan persistentemente, a menudo en los momentos menos esperados. Estos pensamientos e imágenes pueden aparecer cuando estás despierto/a (cuando intentas vivir tu vida de manera normal) o en tus sueños. Los recuerdos pueden volverse tan expresivos y precisos que comiences a revivir todo el evento.

La ira es una reacción común a un evento traumático. A menudo surge la pregunta: "¿Por qué me ha pasado esto a mí?" En busca de respuestas, puedes buscar un "chivo expiatorio", o a la persona responsable de lo sucedido. Tu tensión interna y tus emociones negativas pueden acumularse y dar lugar a arrebatos incontrolados de ira, incluso hacia personas que no tienen nada que ver con la situación.

Esta es otra reacción a un evento traumático que a menudo cambia nuestro sistema de valores, destruye la creencia de que el mundo es seguro y predecible. Lo que hemos experimentado ilustra la facilidad con la que pueden suceder cosas muy malas y crueles y lo peligroso que es el mundo que nos rodea. Las personas a menudo tienen miedo de que vuelva a ocurrir un evento similar, se sienten preocupadas por la seguridad de sus seres queridos y pueden volverse sobreprotectores con los niños. La ansiedad asociada a un evento traumático puede ser tan paralizante como para que surja miedo a salir de casa.

Sentir vergüenza o culpa también son reacciones naturales típicas. Puede parecer que no hicimos todo lo que estaba en nuestra mano para evitar el peligro. Nos culpamos por no hacer lo suficiente o por hacer algo más que "ciertamente" habría evitado lo que sucedió. A veces, las personas se culpan a sí mismas por sobrevivir mientras que otras perdieron la vida o la salud.

Puedes sentirte completamente desamparado/a, privado del control sobre tus sentimientos y reacciones. Puedes tener miedo de "volverte loco/a" y avergonzarte de tu comportamiento.

A veces sucede que eres la única persona que ha sobrevivido, p. Ej. de un accidente en el que murieron otros. Tales eventos causan profunda tristeza y desesperación. A menudo se trata de encontrar el significado de la vida y controlar el desaliento.

El estrés que se experimenta en estos casos se puede expresar no solo en forma de pensamientos y emociones que son difíciles de soportar, sino que también se refleja en las reacciones corporales. A continuación, puedes encontrar una lista de síntomas fisiológicos típicos que se pueden experimentar:

• Fatiga
• Pulso cardíaco rápido, la impresión de que te va a dar un vuelco al corazón.
• Pueden aparecer temblores en todo el cuerpo o extremidades inmediatamente después del evento
• Náuseas, diarrea, vómitos, dificultad para respirar (sequedad de garganta, respiración corta y superficial)
• Opresión del pecho
• Dolor de cabeza, dolores de cuello y columna y otros dolores musculares.
• Los trastornos del sueño son una reacción postraumática típica:
  • Dificultad para conciliar el sueño
  • Despertar frecuente
  • Levantarse al amanecer y tener problemas para conciliar el sueño de nuevo
  • Pesadillas

Después de un evento trágico, las personas a menudo experimentan dificultades asociadas con el regreso a la vida cotidiana. Las cosas que les resultaban interesantes antes del evento pueden dejar de interesarnos. Los sentimientos típicos incluyen adormecimiento y realización de las actividades diarias de forma automática y no reflexiva. Los/as sobrevivientes de tales eventos a menudo comentan que se sienten "vacios/as", nada les agrada ni les interesa, no les importa nada.

Un resultado común de un evento traumático es la pérdida de confianza. Esto se puede manifestar, por ejemplo, por el hecho de que el trabajo que se suele realizar se vuelve más difícil y requiere más esfuerzo para realizarlo. A veces, incluso las actividades cotidianas parecen absorber toda la energía que tenemos en nosotros/as mismos/as.

Después de experimentar un evento traumático, nada puede que nada parezca como antes. Podemos sentir una sensación de estigmatización, donde nos resulta difícil hablar con los demás. Podemos sentirnos solos/as y alienados/as de nuestro entorno cercano. Si esta reacción va acompañada de agravamiento e ira persistentes, puede causar serios problemas familiares.